lunes, 22 de abril de 2013

La mujer en la Guerra Civil

Si algo cambió en la Guerra Civil fue la imagen de la mujer

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 La imagen de la mujer y su representación adquirió dimensiones nuevas como se ve en los carteles de propaganda de la época. Presentan la imagen innovadora de la muchacha joven, miliciana guapa, vestida de mono cargando un fusil que marcha con paso decidido a los frentes de guerra. Junto con esta contrasta la tradicional representación de la mujer madura, la madre defensora del hogar y de sus hijos que reclama la solidaridad antifascista y que insta a la participación en la lucha.




  Es la mujer la que se arriesga a perder la vida al salir a la calle y esperar largas colas para conseguir algún alimento para su familia mientras bombardean la ciudad. Desde un primer momento las mujeres se movilizaron de forma masiva y rompieron con su tradicional aislamiento de la dinámica política. La guerra ensanchó los horizontes de la actividad femenina y abrió nuevos espacios de incidencia y actuación. Las mujeres aparecieron en la calle, solas, comprometidas en múltiples actividades que abarcaban la edificación de barricadas, el cuidado de los heridos, la organización de asistencia en retaguardia, la realización de servicios auxiliares de guerra, la formación cultural y profesional, el desarrollo de talleres de costura o el trabajo en las fábricas. La apertura de estos nuevos espacios para las mujeres no implicó necesariamente una ruptura con la tradicional división sexual del trabajo y su segregación ocupacional, ni tampoco significó forzosamente un cambio sustancial en la tradicional mentalidad con respecto a la mujer, su papel y su valor social. No obstante representó un escenario nuevo donde las mujeres reivindicaron presencia y protagonismo y veían su aportación como decisiva en la resistencia antifascista.




MONICA ARAMENDI

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