En el año 1902 muere Sanjurjo, quien iba a ser el
jefe indiscutido de los sublevados en un accidente de
avión. Como el favorecido por la desaparición de éste fue Francisco
Franco, algunos historiadores y publicistas sostienen que pudo hacer que
se matase a quien se encontraba delante de él en la jerarquía de mando
y, luego, a un posible rival.
De acuerdo con los planes de los
militares y civiles implicados en la conspiración de 1936, Sanjurjo iba a
ser el jefe del Estado, que luego daría paso a la restauración
monárquica. En julio, se encontraba en Portugal y el militar monárquico
Juan Antonio Ansaldo, pionero de la aviación en España, voló en su
busca. La embajada del Gobierno republicano vigilaba a Sanjurjo y a los
exiliados, que no se caracterizaban por su discreción. Debido a sus
presiones, el primer ministro Oliveira Salazar,
que seguía reconociendo como legítimo al de Madrid, obligó a Ansaldo a
que su avión despegase de un pequeño aeropuerto, en Cascaes.
Los riesgos se agravaron con el
empeño del general y sus cortesanos de llevar lo que Ansaldo en sus
memorias describió como “una inmensa y pesadísima maleta”, llena de
uniformes. La pequeña avioneta no llegó a
despegar: se estrelló contra una cerca de piedra y Sanjurjo murió en el
choque, mientras que Ansaldo se salvó gracias a que un pastor le sacó de
la cabina cuando ya se estaba quemando. El piloto atribuyó el accidente
a dos motivos: o una piedra que saltó en el campo y rajó la madera de
la hélice o que, con el esfuerzo para mantener la cola de la avioneta en
alto y el aparato en línea de vuelo, la hélice rozó con el suelo.
Fuente
MARCOS SERRANO 2º BACHILLERATO HISTORIA
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