sábado, 10 de noviembre de 2012

Aparecen nuevos "ojos" en el río Guadiana.

Con relación a una clase de esta semana, tuve la suerte de encontrarme nada más llegar a casa una portada de un periódico regional con el título Aparecen nuevos "ojos" en el río Guadiana, cerca de Las Tablas. Me vino como anillo al dedo para crear esta entrada. 
Antes de todo, explicar que un "ojo" es cualquier lugar en el que rebosa el acuífero 23 (la enorme bolsa de agua bajo Ciudad Real), no es un punto concreto.

El encharcamiento de agua en el antiguo cauce del Guadiana, junto al Molino de Zuacorta, el martes pasado.

Parece un simple charco, un charco grande en mitad de un campo de cebada. A cualquiera que pase por la carretera de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real) a Daimiel sin conocer la apasionante y triste historia de La Mancha Húmeda no le parecerá más que eso. Apenas le llamará la atención. Sin embargo, ese charco es la prueba de la espectacular recuperación del acuífero del alto Guadiana por las lluvias de los dos últimos años. Ese charco es un nuevo ojo del Guadiana, el primero desde que, en 1984, el agua dejó de manar tras décadas de sobreexplotación. Puede que no dure más que unos meses, y es más que probable que el agua no llegue a correr cauce abajo, pero da esperanza de recuperar un ecosistema único y castigado durante más de medio siglo.
En un primero momento, los dueños de la fincan pensaron que podía estar roto su pozo o que tenían un problema en la bomba. Sin embargo, y a pesar de la falta de lluvias, el charco fue creciendo. Lo que ha ocurrido es que en los periodos de aguas altas de 2011 y 2012 la Unidad ha experimentado una recuperación de 2,35 metros a pesar de que el último año hidrológico se ha clasificado como seco. Es como si uno echase agua sobre una esponja descomunal. El sistema tiene una inercia que hace que suelte agua aún mucho después de cerrar el grifo. Por eso, un año después de que cesaran las lluvias, el acuífero sigue subiendo. Es lo que se conoce como “recarga plurianual”, lo que hacía que antiguamente las Tablas de Daimiel tuviesen siempre agua, incluso en periodos secos. 


Los nuevos ojos son una de las pocas buenas noticias que el humedal ha recibido desde que en 1956 nuestro amigo Franco promulgó la Ley de Saneamiento y Colonización de 1956 que convertía “terrenos incultos de carácter pantanoso o encharcadizo” en regadío. Por lo que el enorme acuífero fue sobreexplotado.



¿Durarán mucho los nuevos ojos? Es poco probable. Para Mejías, jefe del área de hidrogeología del IGME, este fenómeno es "genial y maravilloso", aunque no deja de ser anecdótico porque se trata de una situación coyuntural que responde básicamente a un periodo húmedo, en el que ha llovido más del 50 % de lo que es habitual.

"El tiempo dirá si el ojo entreabierto del Guadiana es solo un espejismo, una oportunidad perdida. O si, por el contrario, no hay marcha atrás en la recuperación del Guadiana."

Rocío Aparicio 2ºBach. A 




No hay comentarios:

Publicar un comentario